1 de diciembre de 2024
Ecoturismo

Fascinante Naturaleza: La Drosera Atrapamoscas.

Segundo capítulo de nuestra serie de posts dedicados a la Fascinante Naturaleza que nos rodea. Hoy hablamos de la Drosera rotundifolia, conocida como «Atrapamoscas» o «Rocío del Sol». Se trata de una planta carnívora catalogada en la Flora Ibérica, que vive en pequeños ecosistemas muy sensibles llamados «turberas» o «tremedales». Una de nuestras rutas, la del Cañón del Río de la Aceña (San Lorenzo de El Escorial, Madrid), pasa por una de estas turberas. Pero es bastante habitual verla en muchas de las rutas que hacemos en la Cordillera Cantábrica.

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Detalle de la hoja con los pelos glandulares de Drosera rotundifolia.

Esta curiosa planta pertenece a la familia de las Droseráceas, incluida en la subclase Dillenidae de la clase Magnoliopsida (Dicotiledóneas). Se distribuye por toda la región circumboreal, siendo más abundante a medida que nos acercamos a la tundra ártica. Aquí en España no es fácil de ver, sólo se localiza en las turberas conviviendo con unos musgos muy especiales, llamados «esfagnos». En España las turberas son más abundantes en el norte peninsular, en la región eurosiberiana. En la región mediterránea estos pequeños ecosistemas se encuentran en regresión, y es más difícil verlas. No hace falta decir que aquí en España es una especie protegida, y está prohibida su recolección.

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Para localizar a las Droseras en las turberas, hay que agacharse y buscar con la ayuda de una lupa.

La Drosera es una planta vivaz (no mueren con la llegada del invierno), con raíces fibrosas y capilares. Sus hojas se disponen en una roseta basal sobre el suelo y tienen largos peciolos y numerosos pelillos rojizos en cuyo extremo aparece una gota de un jugo viscoso en el que quedan atrapados los insectos. Esos pelillos glandulares contienen unas enzimas que digieren las proteínas animales. El «carnivorismo» de estas plantas se debe a la escasez de nutrientes que obtienen del suelo, pues viven en zonas encharcadas con agua de carácter ácido.

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Varias rosetas de la Drosera rotundifolia viviendo en la turbera del Puerto de Malagón (San Lorenzo de El Escorial, Madrid).

Un determinado día, entre los meses de verano, surgen del centro de la roseta de hojas, uno o varios tallos florales de unos 10 cm. de longitud, con pequeñas florecillas blancas reunidas en racimos unilaterales.

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No es fácil verlas, pero si nos acercamos a una turbera y reconocemos los «esfagnos», entonces es muy probable que aparezcan.

La Drosera tiene propiedades medicinales, de hecho, se comercializa en los Herbolarios como remedio natural para calmar la tos persistente e irritativa, en bronquitis crónicas, tosferina, episodios de asma, faringitis, laringitis y procesos gripales.

Miguel Ángel López Varona

Biólogo, Educador Ambiental y Guía de Montaña.

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