25 de abril de 2024

Ecoterapia: El poder curativo de la Naturaleza.

Vivimos en un mundo cada vez más urbanizado, envueltos en un sistema que nos somete a unos niveles de estrés perjudiciales para la salud. Las últimas tecnologías y el «ruido» constante demandan en exceso nuestra atención, perturbando nuestras funciones cognitivas e impidiendo que nos enfoquemos en lo verdaderamente importante de la vida. El paradigma «quien posee la información posee el poder» parece condicionar nuestra carrera por saber más que otros, comportándonos como auténticos «devoradores» de información, casi siempre irrelevante, y ocupando buena parte de nuestro tiempo en obtener datos de manera obsesiva. Este chorreo constante de información hace que nos concentremos en los pensamientos negativos obligándonos a vivir en permanente ansiedad, lo que está ocasionando muchos problemas de salud pública.

Estrés tecnológico

La excesiva actividad neuronal de la corteza prefrontal de nuestro cerebro está directamente relacionada con muchos tipos de enfermedades mentales. La elevada presión arterial está causando todo tipo de enfermedades cardiovasculares entre la población urbana. Otras enfermedades, como la diabetes, podrían estar causadas por este tipo de estrés. Y si a ello le añadimos que el aire que se respira en las grandes ciudades está cada vez más colapsado de contaminantes atmosféricos, tenemos un ambiente totalmente insalubre donde la supervivencia resulta cada vez más difícil. A los primeros síntomas acudimos al médico en busca de algún remedio, que en la mayoría de los casos consiste en un «parche» que compramos en alguna farmacia.

Lo lógico y natural sería tratar de contraponer este estado a un ambiente totalmente opuesto al que nos está generando el estrés, y el ambiente más idóneo es, sin duda alguna, la naturaleza. Cada vez aparecen más estudios científicos confirmándolo: Los niveles de cortisol (la hormona que se libera en respuesta al estrés) descienden hasta un 12,4% tan solo con permanecer durante 90 minutos en el interior de un bosque. Esta bajada de los niveles de cortisol reduce en un 5% las probabilidades de sufrir un infarto. Otros estudios demuestran que el volumen del hipocampo (la parte del cerebro directamente implicada en la memoria espacial y episódica) se incrementa con el ejercicio aeróbico practicado durante el senderismo o el montañismo, lo que conduce a una mejora considerable de nuestra capacidad cognitiva. En Japón, donde este tipo de estudios han venido desarrollándose durante las últimas décadas, los médicos ya están recetando el shinrin-yoku, los «baños de bosque», como medida para «limpiar» nuestro organismo. Incluso las empresas están allí promoviendo el shinrin-yoku como estrategia de producción, pues consiguen que sus empleados trabajen en un ambiente mucho más sosegado y favorable.

Baños de Bosque
Baños de Bosque en el Monte Abantos. © Graellsia Ecoturismo.

Cada vez que el ser humano recupera su vínculo original y primario con la naturaleza, desconecta del mundo tecnológico apartándose de los pensamientos negativos y obsesivos, reduce su fatiga mental y obtiene beneficios muy saludables tanto para el cuerpo como para la mente y el alma. La «ecoterapia» es el mejor remedio para luchar contra la ansiedad, la negatividad y la depresión. Basta con caminar por el interior de un espeso bosque, con cruzar los extensos pastizales de una montaña, o con escalar a una cumbre para notar sus efectos. Sólo con escuchar el sonido del viento, de los pájaros, de los regatos de agua, y enfocar nuestra atención hacia la diversidad de colores que nos ofrecen los bellos paisajes de nuestra rica y variada geografía, nos sentiremos en plena armonía con la naturaleza y sentiremos cómo la vida salvaje fluye por nuestro interior.

Trekking Picos de Europa
Momento de «desconexión» durante un trekking en los Picos de Europa. © Graellsia Ecoturismo.

Miguel Ángel López Varona

Biólogo, Educador Ambiental y Guía de Montaña.

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Un comentario en «Ecoterapia: El poder curativo de la Naturaleza.»

  1. He podido experimentar a mi edad un poco avanzada,la sanación que te da el bosque.La naturaleza viva, yo dejé la ciudad y vivo en la Alpujarra Granadina, en un pueblo de tan sólo ocho familias,rodeados de campo y montaña, cultivo mi propia huerta y recojo cada día las naranjas que necesito para hacerme un basó de zumo. Ha mejorado tanto mi calidad de vida que no puedo ser más feliz.

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