El concepto de Ecoturismo comenzó a hacerse popular en Europa durante los años 90, que fue cuando realmente surgió a nivel global un compromiso social real por la conservación del Medio Ambiente. Al principio se utilizaba la etiqueta ECO como reclamo de un «Turismo de Naturaleza» o «Turismo Verde», más enfocado hacia las actividades que se hacían en entornos naturales, como el senderismo o el montañismo, sin demasiadas implicaciones medioambientales.
A medida que fueron pasando los años, el concepto se fue «depurando» hasta lo que conocemos hoy día como Ecoturismo: Una modalidad de turismo basado en la observación de la Naturaleza. En España hubo que esperar al año 2014 para verlo incluido en nuestra legislación, siendo definido en el Plan Sectorial de Turismo y Biodiversidad (RD 416/2014) como una actividad de «recreación, esparcimiento, interpretación, conocimiento o deporte realizado en el medio natural», sustentada por la Biodiversidad como principal recurso.
La consolidación definitiva del concepto llegó en noviembre de 2016, con la Declaración de Ecoturismo de Daimiel: El Ecoturismo es «el viaje a un área natural para conocerla, interpretarla, disfrutarla y recorrerla al tiempo que se aprecia y se contribuye de forma práctica a su conservación, sin generar impactos sobre el medio y repercutiendo positivamente en la población local». De acuerdo con esta definición, cualquier actividad que esté basada en el Ecoturismo debe incorporar los principios fundamentales del turismo sostenible en cuanto a los impactos, y contribuir tanto a la conservación de la naturaleza como al desarrollo rural.
En este contexto surgieron en España numerosas empresas que comenzaron a ofrecer todo tipo de actividades basadas en la observación y en la interpretación de la Naturaleza. Estas actividades están dirigidas a un perfil muy concreto de turista:
- Aquel que busca viajes cortos con grupos reducidos, en los que exista una profunda interacción con la naturaleza.
- Aquel que busca experiencias reales motivadas por la necesidad de una «desconexión» de la rutina, hacia lugares lo más salvajes y vírgenes posible.
- Aquel que busca viajes en los que exista un importante compromiso medioambiental, tanto por parte de la organización, como por parte del resto de los integrantes del grupo.
- Aquel que se rige por una moderada ética medioambiental, y que muestra su disposición a no deteriorar el entorno.
- Aquel que busca actividades sostenibles diseñadas por personas cualificadas, y que tiene un interés especial por adquirir conocimientos del medio natural y la biodiversidad.
Hacer ecoturismo, o ser «ecoturista», va mucho más allá de dar simples paseos por un entorno natural privilegiado. Lleva implícito un compromiso firme por la conservación de la Naturaleza, una ética medioambiental positiva que fomenta el comportamiento adecuado de organizadores y participantes, y un compromiso con las poblaciones locales de los destinos.
El Turismo de masas en la Naturaleza no es Ecoturismo. Tampoco lo es acercarse a los animales causándoles molestias o generando un impacto sobre el medio natural. Practicar el Ecoturismo es sumergirse en la magia de la Naturaleza sin dejar más huella que el compromiso por su conservación.
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