A finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX, tuvo lugar en el Monte Abantos una de las primeras grandes actuaciones dirigidas a reforestar los montes en España. Llevadas a cabo por los maestros naturalistas de la Escuela Especial de Ingenieros de Montes de San Lorenzo de El Escorial, durante cuarenta años se plantaron aquí miles de árboles de diferentes especies, sin más pretensión que recuperar los bosques que se habían perdido tras siglos de talas abusivas.
Comenzamos aquí a repasar cada una de esas especies de árboles que forman parte del bosque mixto que hoy podemos disfrutar a lo largo y ancho del Monte Abantos. Y lo hacemos con la especie emblemática de la Sierra de Guadarrama, la responsable de la «mancha verde» que se observa desde el espacio, cuando se enfoca hacia el Sistema Central: El Pino de Valsaín (Pinus sylvestris).
Se trata del Pino Albar o Silvestre, llamado así porque en Suecia (patria de Linneo), es el único pino que crece de forma natural. Su principal característica es el desprendimiento de la corteza en finas láminas de color anaranjado, en las partes altas del tronco.
Existen multitud de razas geográficas, siendo la más singular de ellas la variedad iberica de los Pinares de Valsaín, conocida en el mundo entero por la extraordinaria calidad de su madera. Es la conífera que mejor se adapta a las condiciones extremas de la altitud en la Sierra de Guadarrama, por eso lo plantaron en el Monte Abantos, a partir de los 1.300 m. de altitud, ocupando hoy la mayor extensión de pinares que rodean San Lorenzo de El Escorial.