Fascinante Naturaleza: La Avispa Albañil.

Cuando llega la primavera y el buen tiempo es costumbre abrir las ventanas de casa para ventilar bien las habitaciones. A los pocos días, puede que comencemos a escuchar unos sonidos extraños que proceden del interior de algún armario o en la parte alta de alguna estantería, unos sonidos como si una mosca se hubiera quedado atrapada. Los aleteos repetitivos se producen a intervalos de unos cinco o diez minutos. Si tenemos un poco de paciencia y observamos atentamente, podremos ver a una especie de avispa que entra y sale a través de la ventana abierta dirigiéndose siempre al mismo lugar. Lo más probable es que se trate de Sceliphron curvatum (clase Insecta; orden Hymenoptera; familia Sphecidae), una avispa solitaria que construye en el interior de las casa vasijas de barro para albergar a su descendencia. No se preocupen, son completamente inofensivas (salvo que las molestemos, claro está).

Es una avispa originaria del Asia Central, de las cordilleras más altas del mundo (Himalaya, Karakorum y Pami), que se introdujo en Europa probablemente como consecuencia de la actividad humana. En pocos años ha logrado extenderse prácticamente por todo el continente europeo. Lo que hace esta incansable trabajadora es realmente fascinante: Una vez que localiza el sitio que más le gusta para construir sus vasijas (tiene predilección por los armarios y las estanterías de madera, debajo de las mesas, en las cajas de las persianas…), sale al exterior para buscar arena y fabricar barro. Cuando regresa, moldea el barro con su aparato bucal y lo enfría rápidamente aleteando con sus alas. Esta avispa es toda una alfarera profesional.

Una vez construida la vasija, localiza en el campo a sus presas preferidas, pequeñas arañas a las que paraliza con su veneno y las introduce cuidadosamente en su interior. Suele introducir hasta ocho arañas muertas en cada vasija. Y cuando termina con un vasija, construye otra. Y después otra, y así hasta construir varias vasijas. Antes de sellarlas, en cada una de ellas deposita un único huevo. Las vasijas permanecerán selladas hasta que el huevo eclosiona y la larva comienza a alimentarse de las presas almacenadas. Todo un «trabajazo».